Riesling

 

La variedad Riesling está considerada como la más noble de Alemania. Su historia arranca en el siglo XII en Rheingau, desde donde se fue extendiendo poco a poco por toda Alemania, siendo citada con este nombre por primera vez en un certificado del año 1435 del monasterio cisterciense “Kloster Eberbach”, fundado en el año 1136. En esta primera etapa dominaban en los viñedos de los monjes las variedades tintas importadas, relegando a un segundo plano a esta uva blanca y autóctona. De hecho, la Riesling no consiguió ganar reputación como una variedad para producir vinos alemanes de alta calidad hasta finales del siglo XVII y principios del XVIII.

Esta variedad de Riesling, también llamado “Rheinriesling” (riesling del Rin) para diferenciarse de otros clones existentes de esta familia, de acuerdo con recientes estudios científicos, procede en primer lugar del viejísimo híbrido salvaje “Vitis Vinífera”. Esta cepa casi prehistórica se mezcló en su antropología en un primer paso con la variedad “Heunisch”, conocida en los Balcanes, por primera vez y en un segundo paso con la conocida variedad Gewürztraminer, procedente de oriente y mencionada con este nombre por primera vez en Baden en el año 1546.

A partir del siglo XVII en Rheingau, conociendo ya su valor, empezaron a seleccionar clones todavía más específicos para optimizar los resultados en los viñedos. Además, a finales del siglo XVIII se descubrió el valor de las uvas sobremaduradas y afectadas por la podredumbre noble (botritis cinérea) para producir vinos con concentraciones altísimas. Al final del siglo XIX los Riesling de Rheingau, Mosel, Pfalz y Rheinhessen gozaron de una soberbia reputación en todo el mundo, y alcanzaron en las subastas organizadas por los productores más destacados, un nivel de precios desconocido en esa época.

La Riesling exige lo máximo a los terrenos y suele producir los mejores resultados en zonas climáticamente frías, preferentemente en el valle de Rin y sus afluentes. Aunque se conocen también muy buenos vinos en regiones vecinas como Alsacia y en el austríaco valle del Danubio aunque allí nunca llegan al máximo nivel, como en estas famosas denominaciones alemanas.

Mientras en las zonas más meridionales como Pfalz el cultivo de  la Riesling es posible en viñedos con inclinaciones suaves y orientaciones muy diversas, en zonas septentrionales como Nahe y Mosel, con sus afluentes Saar y Ruwer, sólo crecen grandes viñas en las laderas más inclinadas, orientadas al sur y hacia los ríos. Uno de sus secretos es el larguísimo ciclo de crecimiento de esta planta en las condiciones climáticas de estas regiones. El ciclo suele prolongarse un promedio de 150 días entre brote y cosecha y en su última fase, el proceso de madurez, se retrasa muchísimo debido a las temperaturas nocturnas que en otoño son ya muy bajas, . Justo en este momento y debido al prolongado contacto de las raíces con su terreno de cultivo, se produce una mineralización intensa, que provoca  una gran complejidad en el sabor de las uvas, y que hace a la Riesling única en el mundo.

Por lo tanto, no existe un prototipo de Riesling. Es un universo propio de aromas y matices, dependiendo del microclima, del terreno y del esfuerzo humano. No hay ninguna otra variedad que puede expresar su procedencia de una forma tan auténtica, hasta el punto de que el carácter diferente de cada pequeña parcela se manifiesta en su vino. De ahí el increíble abanico de posibilidades de maridaje que pueden ofrecer los distintos riesling, en función de sus pagos de origen y del proceso de vinificación. No sólo pueden acompañar pescados, mariscos y verduras, sino que algunos de ellos maridan con carnes, incluyendo las rojas e incluso la caza. También ofrecen respuesta a sabores amargos de difícil maridaje, como la alcachofa, y a platos muy especiados, por lo que es muy apreciado por los grandes restaurantes de comida asiática. Hablando de postres, hay un riesling adecuado para cada plato, incluso los más exigentes, a excepción del chocolate. Y por supuesto existen referencias que no necesitan de ninguna comida y se pueden disfrutar en cualquier momento, gracias a la muy baja graduación alcohólica de este tipo de Rieslings